miércoles, 24 de octubre de 2018

AMOR PERDIDO




Esto más que un grito
es un reclamo de lo que amando
no tengo y persigo.
Me falta mi tercera costilla
la de la semejanza,
la del pecado,
la del paraíso
que nunca conocí
y ya ni sé si exista.
Me faltas tú,
me falto yo mismo.

Cómo se puede echar en falta
aquello que nunca se vio,
no lo sé.
Sin embargo
me haces falta
y no te tengo.
La tercera, sí.
Esa que supongo elegí,
pero se me hurtó
y no hubo tiempo
de abrazos ni besos.

Me miro al espejo
y me falta vida
para completar mis ganas de vivir.
No sueño, pero te sueño
y existes
al otro lado del iris
respirando mi nombre
y yo aquí negando inventarme el tuyo
por miedo.

El tercer peldaño está hueco
se llenó de polvo astral
y de el cuelgan mis pies
mientras te pienso.
Me niego a fantasear con
tu mentón o tus manos,
pero inevitablemente
está ocurriendo.
Y una vez más,
 te echo de menos.

Hoy vi como bailaban las estrellas,
caía en fuga un deseo
y se llevaba la estela de mis sueños.
Hoy vi como la osa mayor
 me guiñaba un ojo
y me dedicaba un beso.
Y supe que ya no había razón
para echarte de menos.

Bailaba un olor dulce frente al espejo
traía consigo un lejano recuerdo,
fue entonces cuando te vi
vestida de risas
y con tus pies en punta
marcando destellos.
Te sentaste
y los dejaste caer
de un peldaño hueco.
Eras tú, 
lo sé.

La de mi tercera costilla,
la de la semejanza,
la del pecado
y de ese paraíso,
 que al final
siempre fue nuestro.

Y si el creador fuera mujer
y escribiera historias de amor…
¿Qué crees hubiera escrito al séptimo día?
Quizás tu historia, la de ella o
la de mi mismo cielo.

Autora:Mariana R.Regueiro. Ariel 

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Amor Perdido by Mariana R.Regueiro.Ariel is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
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lunes, 22 de octubre de 2018

ALEGATO



Estoy más firme en la cornisa 
que entre tus brazos.

No sé amar dicen...

Me presientes irreal 
y dejas caer redes 
sobre mis pestañas.
Mar de tinta negra, 
voces que se pierden 
y al final 
amo imperfectamente
a mi manera.
Prefiero mariposas 
del color de tus ojos 
en vuelo alto 
y que de tanto en tanto 
se asome una sonrisa 
del acorde de las notas 
de tus dedos.

No sé amar dicen ...

Lo cierto es 
que no tengo lágrimas 
que refuten tu ira, 
las tiré a la fuente 
donde duermen 
al desnudo los sentimientos 
y juegan a saltar charcos 
de una lluvia que no les pertenece.
Insurgente el detonante de mis latidos 
desemboca al final 
de donde frunce el ceño 
el cielo cuando ríe.
Desde mi piedra
 tengo su mejor vista 
y repito el milagro de amar así,
así de chiquito.
Tan chiquito como el universo 
que habita en tu lunar preferido,
 sí el de mi espalda, 
así de chiquito e infinito.

No sé amar dicen ...

Puede que hasta razón tengan, 
pero no veas 
cuanto difiere del común 
este analfabeto y estúpido 
 corazón de sirena .

No sé amar dices...
y te entiendo .

Autora: Mariana Regueiro . Ariel 
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Alegato by Mariana Rodriguez Regueiro. Ariel is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
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miércoles, 10 de octubre de 2018

PETRICOR




Pasó un ángel,
pasó el tiempo,
pasó la vida,
pasaste tú. 
Se guardó 
la última gota de lluvia,
una brisa con sonido a río
y un claro de luna de dos. 
Cada noche entraba polizón 
un vago recuerdo
a su corazón,
 con aquella nostalgia abatida 
que tarareaba
 algunas notas de una vieja canción.
De tanto en tanto 
se tentaba la mirada 
y caía en la cuenta 
de tanta agua que corrió,
podría decirse
demasiada entre los dos.
Pasó la última de las tormentas,
se llevo todo
y nada,
 nada dejó.
Pasó un ángel,
pasó el tiempo,
pasó la vida,
pasaste tú.
Pasaron distraídas las palabras
y sin decir nada
el mundo de su boca se enmudeció.
 Como baluarte de su existencia
unas pocas caricias
y unas manos frías en alguna descreída oración.
Pasó un beso mojado 
temblando de frío
y entre líneas de unos versos 
desapareció.
Pasó el último tren del encuentro,
pero eso sí,
le dejó un halo de luz,
unas líneas costeando sus ojos,
varias enseñanzas
y una ausencia.

Pasó una lluvia eterna
y aún en su piel
siete vidas después,
 sigues siendo