miércoles, 11 de mayo de 2022

VUELVO A MI MAR


 

No hay norte ni sur de donde provengo,

solo un arpegio que nace en el alma

para devolverme a mi seno.

Tus ojos la noche que arremolinaron

entre las mareas mis cabellos,

tu mirada el amor que una vez me juró el tiempo.

Regreso,

al ocaso de tus besos,

allí donde mi madre la luna

nos desposó sobre el arrecife del firmamento.

Traigo conmigo la nostalgia

de un mundo sin cielo,

pero aún conservo la mitad de tu corazón

azul, tan azul, como este mar al que pertenezco.

Toma mi mano naufragante,

dale asilo en el arrecife de tu pecho,

viste mi desnudez de los corales

que se mecen en el canto de tu sentimiento.

Tómame entre tus brazos y devuélveme

a la profundidad de tu amor eterno,

no me dejes morir a la orilla del desconsuelo.

Mis pasos se quedarán varados

en los médanos del silencio,

mientras un crisol bautizará mi cola

con los siete mares que me obsequiaste,

al abrir mis ojos aquella noche de un domingo

de febrero.

Enhebra mis lágrimas en el arrullo de la espuma

y regresa la dulzura a mi voz

para que mi canto se abra paso entre tus olas.

Posaré para ti sobre los acantilados,

mientras peinas de ilusión la infinitud

de todos mis anhelos.

Regreso,

a las mareas de tus ojos negros,

para navegar en aquel sueño

donde con tu inmenso amor

 me construías un imperio.

Autora: Mariana R.Regueiro.Ariel 

A veces soñamos y otras nos vemos en mundos paralelos.

Este poema esta basado en una experiencia única que tuve al cerrar mis ojos hace años.

Hay cosas que no pueden explicarse, pero si se pueden escribir en versos . Licencia de Creative Commons
Vuelvo a mi Mar by Mariana R. Regueiro.Ariel is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
Creado a partir de la obra en https://vuelvoamimar.blogspot.com/2022/05/vuelvo-mi-mar.html.

Imagen extraída de internet.



jueves, 5 de mayo de 2022

Declamación del poema "La casa del árbol"

 


LA CASA DEL ÁRBOL

 


 

No sé, de qué color hubieran sido las rosas,

pero si cierro los ojos podría jurar que la felicidad

también lleva espinas.

Bajo los frutos de abril de aquella vieja encina,

se quedaron las risas girando en remolino

y un banco imaginario repleto de estrellas

para escuchar los grillos.

Perdí la cuenta de tantos pasos que dimos

midiendo el futuro con un trazo del destino,

sin embargo,

los cimientos aún se leen en las líneas de la tierra,

mientras bostezan esperando los olivos.

Rechina en la memoria el zaguán de los sueños

y un olor a hierba fresca perece en las lágrimas del rocío.

Entre las hojas de un cuento se quedó la casita

tan pequeña y bonita, de madera de algún cedro.

Tras la ventana una vela vislumbra el silencio,

los fantasmas se abrazan a los pies del pico del último cerro.

Almendros en flor se hamacan por debajo del viento,

mientras los besos descansan por siempre,

bajo la vigilia de un pozo minero.

No sé, de qué color hubiera sido contigo la vida,

pero si cierro los ojos podría jurar, que como las rosas

que nunca tuvimos.

Autora: Mariana R.Regueiro.Ariel 

Imagen de MS Artwork

Muhammedsalah

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La casa del árbol by Mariana R.Regueiro .Ariel is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
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martes, 3 de mayo de 2022

Parti dos

 



Cuántos fueron?

Diecisiete.


Diecisiete madrugadas sin dormirte,

 ojeando tus hojas a oscuras y

 leyendo tu historia al revés.


Diecisiete, sí.

Diecisiete las veces que quise perderme 

y en todas las esquinas

me esperaba cualquiera menos tú.


Diecisiete, verdad.

Diecisiete las oportunidades que perdí de olvidarme

 y ahora no hago más que intentar no recordarte.


Diecisiete, tal vez.

Diecisiete creo que es buen número de veces

 que intenté dejar de pensarte cada vez que me fui.


Diecisiete, recuérdamelo.

Diecisiete los nones que declararon la guerra,

 cuando ni siquiera conocía la paz.


Diecisiete, cuenta.

Diecisiete basta para mí y nunca te encontré, 

preferí el lado roto de la pared que me sostiene 

y espera un piedra libre.


Diecisiete, que sí.

Diecisiete razones para perder la razón y entre tanta locura,

 me perdí entre las razones de por qué estoy aquí.


Diecisiete, interminables.

Diecisiete granos de arena que se pierden entre mis dedos

 mientras veo como el mar se lleva los sueños.


Diecisiete, supongo yo.

Diecisiete los momentos en los que tal vez 

quieras guardarme en el segundo o 

el tercer cajón dónde se quedó la felicidad.


Diecisiete, y se terminó.

Diecisiete noches con sus días

 para volver al instante donde todo comenzó

 y reconciliarme con mis ojos 

que pecaron de mirarte con amor.


Diecisiete, para mí.

Diecisiete los latidos que me cuentan 

cuanto te amó este estúpido corazón.


Diecisiete, para ti.

Diecisiete puñaladas que dejó el ojo de cristal 

sobré mi esencia ,

 mientras las risas ardían sobre la piel.


Diecisiete, para los dos.

Diecisiete lágrimas de helio que se convirtieron 

en astillas de esa cama de árbol que hiciste con amor.


Diecisiete, que acabe pronto.

Diecisiete son los días para que

El duelo acabe con los dos.

Mariana R.Regueiro.Ariel .


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