No sé, de qué color hubieran sido las rosas,
pero si cierro los ojos podría jurar que la felicidad
también lleva espinas.
Bajo los frutos de abril de aquella vieja encina,
se quedaron las risas girando en remolino
y un banco imaginario repleto de estrellas
para escuchar los grillos.
Perdí la cuenta de tantos pasos que dimos
midiendo el futuro con un trazo del destino,
sin embargo,
los cimientos aún se leen en las líneas de la tierra,
mientras bostezan esperando los olivos.
Rechina en la memoria el zaguán de los sueños
y un olor a hierba fresca perece en las lágrimas del rocío.
Entre las hojas de un cuento se quedó la casita
tan pequeña y bonita, de madera de algún cedro.
Tras la ventana una vela vislumbra el silencio,
los fantasmas se abrazan a los pies del pico del último
cerro.
Almendros en flor se hamacan por debajo del viento,
mientras los besos descansan por siempre,
bajo la vigilia de un pozo minero.
No sé, de qué color hubiera sido contigo la vida,
pero si cierro los ojos podría jurar, que como las rosas
que nunca tuvimos.
Autora: Mariana R.Regueiro.Ariel
Imagen de MS Artwork
Muhammedsalah
La casa del árbol by Mariana R.Regueiro .Ariel is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
Creado a partir de la obra en https://vuelvoamimar.blogspot.com/2022/05/la-casa-del-arbol.html.
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