miércoles, 14 de junio de 2017

ENTRE EL QUINTO Y SÉPTIMO ESCALÓN A MI ALCOBA



En la arena de lo inevitable
dejé 740 versos de viejos amores,
uno más o uno menos,
ya que importa.
 Polvo al polvo
y de cenizas,
 mi piel,
tu hoguera.

Lo cierto es,
que siempre llevo una carta en mi pecho
y mi inspiración,
tu condena a mis besos.
Vives en el ciclo de mis siete lunas,
logo solar de todos mis reinos.
Llevas tatuada la insignia
que te somete a este,
“Mi verbo”.

Ven,
 versa sobre mi carne.
Entre cielo y tierra
cae sobre las cinco puntas de mi casa
y si has de saciar tu sed,
que sea sólo del mar de mi ombligo.
Si lo deseas,
puedes escribir libertad
en cascada sobre mi espalda
o bien,
 morder la odisea de todos mis arcanos
y ser el génesis de mi voluntad.

Te dejaré ser,
sin más pecado que no parar el tiempo
entre el pentágono de nuestros cuerpos.
Sabes bien,
no es fácil amar una diosa,
como así tampoco lo es,
mantenerme despierta
mientras el quinto elemento
me toca.

Quizás algún día,
 llegue aquel apocalipsis
en el que deba de partir,
pero recuerda buscarme
en el capítulo siete

volumen cinco de tu existencia.

Autora; Mariana Regueiro . Ariel 
Licencia de Creative Commons
Entre el quinto y séptimo escalón a mi alcoba by Mariana Regueiro. Ariel is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
Creado a partir de la obra en https://vuelvoamimar.blogspot.com.es/2017/06/entre-el-quinto-y-septimo-escalon-mi.html.


miércoles, 7 de junio de 2017

ADEMANES DEL CORAZÓN





No hablemos de amor,
hoy no.
Si hemos de hablar,
que sea de los efímeros
que son tus besos mariposa
sobre mi frente,
o de cómo tus ojos cambian de color
mientras es tu nombre quien se mece en mi río.
Tal vez de aquellas caricias en cruz,
entre los patíbulos que dejan mis lunares
 sobre mi cuello.

Hoy no hablemos de amor,
hoy no.
Si hemos de hablar,
que sea de como hace juego tu sonrisa
con los hoyuelos que has sabido
garabatear sobre mi cara.
O quizás vendría bien hablar,
de lo dulce que pueden sonar ciertas palabras
o de esas lágrimas mudas
que caen cuando te vas.

Hoy no hablemos de amor,
hoy no.
Si hemos de hablar,
dejemos lo haga mi piel,
que nunca ha sido tan ámbar,
que sea ella quien suspire tu perfume
y me cuente lo que callas.
Puede que, hasta nuestras líneas de la mano,
quieran decir la última palabra
y aunque hagamos oídos sordos
se pronuncien cuando en pleno acto,
se entrelazan.

Hoy no hablemos de amor,
hoy no.
Si hemos de hablar,
que sea de ti,
de mí,

mi amor.

Autora : Mariana Regueiro. Ariel 
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