Pura y frágil su figura se vislumbraba en la espesura
Erosionada por la bravura , rosa inmaculada perdía su hermosura.
Profanadas sus ilusiones yacían en los médanos del desconsuelo
Hincados sus sueños lamentaban sus ruegos arañando el suelo.
Ríos de sal ajaban su rostro desojando el claustro del sentimiento
Y en túnicas de mortajas , lamía a ciegas su piel el desprecio.
Estaqueada su inocencia bajaba la cabeza implorando clemencia
De la lengua lasciva que marcaba sus estigmas, aquel déspota verdugo.
Cobijada en el silencio su carne se retorcía en la boca del olvido
Harapos sus pellejos,zurcidos a destajos flameaban con el tiempo.
Mortífero el destino en una copa de vino , su sangre se bebía
Desdeñosa la mirada entre dientes se reía, mientras le quitaba la vida.
Maniatados sus deseos entre sábanas descoloridas,la humillación se erguía
Entre sombras lapidando su sexo , la palabra machista la poseía.
Cautiva en su mente en las espinas del abandono se dormía
Y el orgullo carroñero su corazón alineaba , servido en plata fina.
Sarcasmos obsoletos le regalaban los vientos, envueltos en mentiras
Su dignidad de espaldas derrotaba su alma , mientras languidecía.
Esfumándose a tientas en cromáticos negros de las páginas de un libro
En sus cumbres borrascosas, el desamor se sentaba a hacerle compañía.
Autora: Ariel
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