Setenta veces siete pronunciarás mi nombre,
me verás blanca cual flor de noche.
A pulso de voz se abrirán
mis pétalos
para dejarte beber en sus
cuatro estaciones.
Transitarás aquellos caminos que de memoria conoces,
continuarás donde tus labios se habían quedado,
despertando las madrugadas que se durmieron esperando.
Setenta veces siete llorarás mi nombre
para abrazar tus lágrimas a las mías.
Nuestras bocas serán alcoba en su cercanía,
entre sábanas de historia nos amaremos
hasta la luz que nos ampare en un nuevo día.
Sobre mis senos descansarán todas las noches perdidas
para encontrarte en la congoja de mí pecho, vida mía.
Setenta veces siete escribirás mi nombre
penitente al reverso de la piel complacida,
parábola de un salmo por incontables vidas.
De izquierda a derecha por tres tiempos en cursiva,
desde el montes de Venus hasta la tierra prometida,
para traerme de todos los sueños de tu mano renacida
y así morir uno sobre el otro en el orgasmo de la melodía.
Setenta veces siete te amaré, me amarás,
nos amaremos, vida mía.
Autora: Ariel