Autora : Ariel
sábado, 30 de agosto de 2014
PEREGRINA DE LA PAZ
De un hilo de plata sin mirar atrás, me lancé al vacío.
Entre la conciencia y la inconsciencia deambulé peregrina.
Discípula en su nombre caminé por su tierra santa
Amaneciendo mis ojos, a la guerra que se disputaba en su nombre.
Profanada su palabra, me crucifiqué en el dolor de su pecho
Sembrando en el monte de los olivos, de su perdón mis lágrimas.
Y a los cielos se alzó la paz de su amor…
Volví a flotar a la deriva para despertar entre el odio y la agonía
De un lado me tironeaba la dictadura y del otro la democracia desfallecida.
Saqueada mi dignidad, oré esposada con mis manos vacías
Sin dar la razón a tal ni cual, lloré frente a balas perdidas.
Entre dos colores los iguales ante él yacían.
Tres golpes en mi pecho proclamaron la culpa solo mía.
Y a los cielos se alzó la paz de su amor…
Moribunda ya sin fuerzas me encapucho en el infierno la guerrilla
La cabeza hacia el suelo, apuntada por unas manos niñas.
Siendo masticado el remordimiento con la hoja que todo lo borra y olvida.
Musité la canción de cuna, del ángel que en su guarda los cobijaría
Inmolando mi cuerpo, las cadenas de la inocencia caían.
Y en mi piel se escribieron los nombres de los niños que ahora reían.
Y a los cielos se alzó la paz de su amor…
De un abismo pendía, mi alma prendida del hilo que se deshacía.
Y en sus pies clavados, quedó mi alma tendida.
Se escuchó entonces, una voz que dijo…
La paz sea con tu espíritu, devolviéndome a una nueva vida.
Autora : Ariel
martes, 26 de agosto de 2014
MENSAJE DE ABRIL
Dime Abril…
De tez
morena,
Calima de ojos pardos.
¿Dónde van
los nombres de los enamorados?
Bañados de
miel y mirra
Entre la
perfección de sus rasgos.
Donde sangra
el arrecife,
En los
sopranos de su canto.
Un destino
escrito en tinta china,
En el cuerpo
de un papiro blanco.
Dime Abril…
De tez
morena,
Calima de
ojos pardos.
¿Dónde van
los nombres de los enamorados?
En la espuma
de los sueños
Sin un
presente, ni un pasado.
Donde se
unen los siete mares,
Triángulo
del sacramento sagrado.
Recitando
los versos en las notas de sus labios,
A orilla de
las bocas, de un Te amo.
Dime Abril…
De tez
morena,
Calima de
ojos pardos.
¿Por qué las dos lo amamos tanto?
Es tu amor
que se escribió en el mío,
O será el
mío…
Que estaba
escrito en el vientre de tu llanto.
Autora : Ariel
sábado, 23 de agosto de 2014
HISTERECTOMÍA
Pintura Elsa Gillari
Mutismo,
donde vigor cobra el silencio,
las paredes
de las entrañas se tiñeron de bermejo.
Fue su filo
lacerante quien se hundió en la carne,
mutilado un
cuerpo yerto se vació en sangre.
Se cortaron
los tallos en flor del vientre fecundo,
donde vida se gestaba tan solo queda un hueco.
Perdida en
el karma de su confundido reflejo,
su visión de
mujer quedo abstraída a lo incierto.
Claustro
mustio donde agonizan los recuerdos,
es la espera,
quien ahora mece su entierro.
Confinada en
el asilo de su averno, se desbasta;
en el
habitáculo donde solo se permite, una lágrima.
Hoy se busca
en el plano inconcluso del eterno,
en el iris
azulino donde su consuelo la abraza.
Dedicado a mi amiga Elsa Gillari
Autora : Ariel
miércoles, 13 de agosto de 2014
UN ADIÓS , UNA BIENVENIDA
La historia que hoy quiero contarles pasó hace un poco más de trece años, y como soy de las que piensan que siempre se debe sacar aquello que aún duele, que mejor que hacerlo con ustedes.
En ese tiempo yo me encontraba embarazada de mi tercera hija y la verdad que nunca fui de tener buenos embarazos con lo cual al llegar a las últimas etapas siempre me tocaba estar en la cama. Pero este fue algo más complicado porque ya a los cinco meses tenía riesgo de perderla y para que eso no sucediera debía de estar en reposo absoluto las veinticuatro horas del día. Al llegar a los seis meses se me tuvo que aplicar una serie de inyecciones para que maduren los pulmoncitos del bebé, por si no llegaba a término. No puedo quejarme porque entre todos me cuidaban mucho, sobre todo mi hija mayor que tenía ocho añitos, y mi madre que siempre estaba a mi lado, día y noche.
Durante aquella época, la economía estaba un tanto apretada y era mi madre quien me ayudaba; no dejaba que jamás me faltará nada, ni a mí ni a mis niñas. Meses antes se había encargado de comprarme la primer mudita de ropa para cuando le tocara salir del hospital; me compro todo lo necesario para mi bolso y lo dejo preparado para cuando llegara el gran momento, incluyendo varios paquetes de pañales. También me pagó las inyecciones -esas que les mencioné, para madurar los pulmones- pues eran muy caras. Ningún detalle se le escapaba.
Pero quién iba a decir que todo cambiaría en tan sólo unos minutos, justo un mes antes de que naciera mi bebé. Llegada la tarde, mi madre se preparó, como todos los días, para ir a buscar a mis otras dos niñas al colegio, que para entonces tenían ocho y cuatro años. Recuerdo como si fuera hoy que entré al baño y la vi en la ducha, me quedé observando cómo se bañaba. Luego se vistió y me trajo un té con leche a la cama. Me dio un beso con mucho amor, como siempre lo hacía, y me dijo “Quédate quietecita en la cama, mi amor, hasta que yo regrese, vuelvo enseguida, hija”
Recuerdo nítidamente cómo momentos antes me había hecho reír para quitarme de mi preocupación continua, producto de mis contracciones. Y así la vi irse, tan bonita.
A los diez minutos vi al padre de mis niñas entrando por la puerta, gritando. Me levanté como pude y cuando llegue a la sala vi como traía a mi mamita en sus brazos, casi muerta. Le había dado un infarto a media calle de casa y él la encontró tirada en el suelo. Mientras sostenía mi panza decidí llamar a una ambulancia, en tanto era él quien la atendía. Mientras les explicaba a los médicos, yo sólo veía como se moría, tendida en el sillón, entre sus brazos. Sus últimas palabras fueron para mis niñas porque aun sintiendo que moría, su preocupación era no poder llegar por ellas al colegio. Para cuando pude llegar hasta ella ya se había ido… ya no sentía mis besos.
Los días siguientes fueron los más duros, pues entré en una depresión muy grande a causa de sentirme muy culpable, algo que me costó mucho superar. Incluso en el momento de avisarles a mis hermanos, me sentía muy culpable de que se hubiera ido al ir a buscar a las niñas al colegio porque yo estaba en reposo.
Fue todo tan raro… Esa miscelánea de emociones por su muerte y la vida que se gestaba en mi vientre.
En ese tiempo yo no sabía nada de todo lo que hoy sé sobre estas cosas, y esa fue mi primera lección, la más dura que viví en toda mi vida.
Me sentía tan triste que no quería ni comer, ni vestirme, ni nada. Roa, mi hijita mayor, con sus ocho años, peinaba mi largo cabello mientras yo lloraba. Recuerdo que me dijo “Mamá, no llores, verás qué pronto nace la hermanita y volverás a ser feliz, cuando la veas, volverás a sonreír”.
Y así fue. Un mes después, el 13 de agosto del 2001, nacía Ludmila. Lloré de tristeza hasta entrar a la sala de partos, pero sucedió un milagro: Cuando me la colocaron entre los brazos y la vi, era el rostro calcado de mi madre. Pensé que estaba loca, pero cuando salí todos los que ya la habían visto me dijeron, muy emocionados, que era impresionante lo parecidas que eran. En aquel momento comprendí que su partida estaba, de algún modo, dispuesta de esa manera, dejando en mi vida alguien que me ayudaría a superarlo.
Y así llego Ludmila a mi vida, trayendo el amor y la alegría.
Hoy cumple 13 años. Es igual a mi madre, físicamente y también el carácter. Lleva el nombre que a su abuela le gustaba para ella, y doy fe que mi niña perdió una abuela, antes de nacer, para ganar un ángel protector que vela por ella.
Pero esa es otra historia...
Hoy las dos sabemos que la muerte es tan solo un paso para la verdadera vida y que no hay nada que nos pueda separar por el gran lazo de amor que vive en las dos . Doy gracias a Dios por permitirme siempre tenerte a mi lado y hasta poder verte como ese ser de luz tan inmenso que eres.
Fuiste el ser más maravilloso en mi vida y yo soy todo lo que soy gracias a todo lo que me enseñaste sobre el amor .
Gracias mamita porque sin ti quizás mi niña no hubiera llegado a nacer , te amo .
Autora : Ariel
EN EL SUEÑO DE MORFEO -Dueto Rodolfo Cabrera Rodríguez y Ariel -
Quizá esta locura paralela, aparentemente infame
Nos sumerja en un sueño de asombrosa invención,
Cada destello de tus cálidos luceros secretean ...
Vuelvo a sentir tu mano frondosa buscando el sueño
Los lirios en la ventana coquetean mi aire, flameando esmeraldas;
En bendito conjuro, tu nombre lo repito entre mis recuerdos.
De la noche regresas donde duermen mis quimeras.
Cuan bello retratas sin preámbulo esta santa utopía,
Las horas de conocerte se tornan crédulas, evocan el misterio que a la par;
Genera exaltación sin más explicación que la hora pasiva,
El viento abandona la timidez a tu llegada inédita ante tal sigilo de la noche.
Llévate el pálido reflejo de mi inocente mirada, mas no me arranques el alma
Antes de tocarme el amor, seré tu doncella en el tránsito de tu imperio y mi lecho.
No puedo cederte el fulgor de mi corazón, dejad que suene impasible en la lira
Para ser el preludio que cante tu voz.
Ahora seré yo quien te nombre mi dulce Morfeo, no habrá mas pena en mi vuelo,
Seré complaciente en tu ruego y de tu reino la gloria de la misma creación.
Tómame en tus brazos por siempre, ya no deseo salir de tu eterno idilio de amor.
Rodolfo Cabrera Rodríguez y Ariel
martes, 5 de agosto de 2014
LA DIOSA DEL DESEO
Cae el
reflejo de la luna
Bañando el
cuerpo desnudo.
Esclavo de
mis deseos,
A mis pies
caes rendido.
Yo soy la
furia que atrapa
Todos tus
sentidos dormidos.
Atado estas
a mis caprichos,
De mi
saboreas el fruto prohibido.
La seda
enclaustra tus ojos,
Mi aliento
arrebata tus latidos.
Jadeante
ante mi tacto furtivo,
Tu sudor
sacia mi libido.
Guerrera en
la noche sedienta
Bebo de la
esencia pura,
De tu cáliz
sagrado.
Pienso en
rojo y te estremezco.
Fiera voraz
de tu karma,
Enciendes mi
serpiente de fuego.
Amante
sexual de la noche oscura,
Diosa Kali soy,
desenfreno del deseo.
Lascivia que
lidera los cuerpos,
Uniendo a la
tierra y el cielo.
Complacida
suspiro ante mi hombre,
Ya no
conozco ningún miedo.
Autora : Ariel
viernes, 1 de agosto de 2014
MUSA EXTRAVIADA
Bajo tus lunas de ópalo posará la aurora,
En los secretos del sena, morderá el deseo.
Aceite de lino en los dedos que lamen las horas,
Tus cálidos besos, sobre los fríos de la boca.
En el furtivo reflejo de la piel de enmudecidos aromas.
Palmo a palmo tus versos en la paleta del verbo,
Donde se pronuncia el pincel, para alabar la locura.
Será de tu obra de arte donde florezcan las fauces,
De esa musa extraviada que esperaba nombrarte.
Ahora en el atril del pecho ya no calla la gloria,
De un pintor, que inmoló, la eternidad que ahora lo evoca.
Autora : Ariel
Suscribirse a:
Entradas (Atom)