sábado, 30 de agosto de 2014

PEREGRINA DE LA PAZ


De un hilo de plata sin mirar atrás, me lancé al vacío.

Entre la conciencia y la inconsciencia deambulé peregrina.

Discípula en su nombre caminé por su tierra santa

Amaneciendo mis ojos, a la guerra que se disputaba en su nombre.

Profanada su palabra, me crucifiqué en el dolor de su pecho  

Sembrando en el monte de los olivos, de su perdón mis lágrimas.

Y  a los cielos se alzó la paz de su amor…

Volví a flotar a la deriva para despertar entre el odio y la agonía

De un lado me tironeaba la dictadura y del otro la democracia desfallecida.

Saqueada mi dignidad, oré esposada con mis manos vacías

Sin dar la razón a tal ni cual, lloré frente a  balas perdidas.

Entre dos colores los iguales ante él yacían.

Tres golpes en mi pecho proclamaron la culpa solo mía.

Y  a los cielos se alzó la paz de su amor…

Moribunda ya sin fuerzas me encapucho en el infierno la guerrilla

La cabeza hacia el suelo, apuntada por unas manos niñas.

Siendo masticado el remordimiento con la hoja que todo lo borra y olvida.

Musité la canción de cuna, del ángel que en su guarda los cobijaría

Inmolando mi cuerpo, las cadenas de la inocencia caían.

Y en mi piel se escribieron los nombres de los niños que ahora reían.

Y  a los cielos se alzó la paz de su amor…

De un abismo pendía, mi alma prendida del hilo que se deshacía.

Y en sus pies clavados, quedó mi alma tendida.

Se escuchó entonces, una voz que dijo…

La paz sea con tu espíritu, devolviéndome a una nueva vida.

 Autora : Ariel

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